Durante años, las organizaciones se han enfrentando a diversas modificaciones en el comportamiento que tienen con la sociedad, los trabajadores y los compradores. De igual manera, se enfrentan a diario a conflictos internos por el desarrollo de proyectos, aprobación de estrategias y hasta el manejo de los presupuestos. Las ciencias administrativas han evolucionado Han pasado a revaluar procesos y decisiones que con el tiempo se han convertido en obsoletas. Una de esas acciones se nota en el área de la producción, donde el proceso normal se basaba en producir y vender, y en el caso que no se vendiera o se cumplieran los objetivos se investigaba a ver qué pasó. Hoy, en Colombia muchas empresas han adoptado estándares de producción mundiales, en los que se invierte. Primero, se investigan las necesidades de los consumidores y de los canales de distribución, incluidos arquitectos, maestros de obra y diseñadores, para pasar a la etapa de venta sobre modelos a escala, a los que se les hacen procesos de personalización para terminar en producción, elaborando el producto que con seguridad logrará satisfacer las necesidades de los compradores.

Una moderna tendencia empresarial es el enfoque social que va más allá de los sentimientos altruistas de gerentes o ejecutivos del momento, para pasar a convertirse en una poderosa herramienta de mercadeo y proyección organizacional. En Europa los investigadores se dieron a la tarea de conocer la importancia que tenía el sello ecológico o verde en un producto enfrentado en el lugar donde está la verdadera batalla por la preferencia del consumidor, los canales de distribución y, específicamente, los supermercados. Durante meses, analizaron la incidencia de la “estampilla verde” y notaron que aquellos productos que la llevaban tenían mayor aceptación por parte del comprador y por lo tanto la rotación era más alta, generando más ventas. De igual manera, lograron detectar que por motivos del calentamiento global y el interés por las causas que promueven el medio ambiente, ha nacido un modelo de comprador llamado “consumidor socialmente responsable”, pues, tiene una marcada preocupación por el cuidado del ecosistema y selecciona con criterio ambiental los productos o servicios que seleccionará en la compra.

Pero el mercadeo social va más allá del “green marketing” o “mercadeo ecológico” de un buen propósito ambientalista. Es la consolidación de la mezcla de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) con el mercadeo, la relación común de la búsqueda de un bienestar social apunta a sintonizarse con la gente y a cambiar el tradicional esquema transaccional por el relacional. Casos exitosos de búsqueda de bienestar social aparecen a diario, secretarias de transito preocupadas por la prevención de accidentes en personas consumidores de alcohol, empresas de salud oral preocupadas por enseñar y suministrar a los niños cómo tener una apropiada higiene oral, empresas de productos de aseo personal que visitan a las niñas en los planteles educativos para darles charlas sobre la transición de niña a mujer y su etapa de desarrollo dando muestras de su producto, o empresas de telecomunicaciones, bebidas y hasta de juegos de azar que tienen guarderías, comedores comunitarios, campañas de vacunación, entre otras, podrían disfrazar el interés de la empresa por lograr beneficios tributarios o ganar compradores, pero aquellas que lo hacen por estos motivos no cuentan con una estructura apropiada y menos con objetivos definidos de RSE, pretendiendo creer que la gente se puede engañar con una actividad que busca solo el beneficio de la empresa y no de la sociedad de la que se beneficia.

Pronto cada unidad productiva del país deberá hacer parte de la preocupación mundial por el mejoramiento de la calidad de vida de las poblaciones menos favorecidas y de la importancia de tomar conciencia por el calentamiento global, pues, podrá suceder que en el presente a la gente de esta época no la afecte, pero para los hijos de sus hijos con seguridad la, consecuencias de lo que hagamos hoy serán determinantes.