Síndromes de la innovación

Es evidente que la mayoría de las empresas que son conscientes de los desafíos del mercado se atreven a innovar, algunas con resultados exponenciales, unas gracias a la decidida participación de su gente, y otras, reconociendo que es necesario buscar ayuda para desafiar el statu quo. A continuación, algunos de los síndromes que padecen grandes y pequeñas empresas fruto de años de trabajo en este apasionante arte del management, así que si sufre, al menos de uno de estos síndromes, es hora de buscar ayuda.

1. Síndrome del carrusel de feria. ¿Ha sentido que esta sobre uno de esos caballitos de carrusel, que sube y baja, girando en torno al mismo eje 24X7?

2. Síndrome de la edad media. ¿Pretende desarrollos disruptivos preguntándole a la gente sobre algo que nunca ha visto o conoce como buscando llegar más rápido del punto A al B, y en esa época solo existían los caballos, qué cree que le dirán?

3. Síndrome del Alquimista. ¿Quiere convertir cualquier cosa en oro y descarta pequeños, grandes logros en ese camino porque la innovación es algo de dimensiones inimaginables?

4. Síndrome combinado de Procusto y Burnout. ¿Teme a ser superado profesionalmente por alguien que está por debajo de su posición jerárquica o su situación de estrés laboral es tan crónica que su cansancio físico y mental ha mermado su creatividad?

5. Síndrome del alcalde de la ciudad de hierro. ¿Cree que es tan poderoso que cree que el mundo gira a su alrededor o el de su empresa, y que todo el mundo correrá a satisfacer sus caprichos?

Y la ñapa, el síndrome de Google. ¿Pretende sabérselas todas y va hasta el mínimo detalle de las cosas, pretendiendo ir al espacio diseñando el cohete, construyendo y piloteándolo, porque no tiene la capacidad de confiar en su gente, debido a que no tolera el error y castiga a quien lo cometa con vehemencia?

Si logro responder positivamente a uno solo de los síndromes es necesario que empiece a pensar, seriamente, en hacerse a un lado, a lo mejor usted es el problema por el que su empresa aún permanece estancada empezando a verse paquidérmica, taciturna y sin ilusión.

¡Ánimo! Aquí no se trata de tener capacidades extraordinarias o poderes sobrehumanos, se trata de dos cosas muy sencillas: innovar, requiere tener una gran capacidad para desafiarse usted mismo, para romper sus paradigmas o creencias autolimitantes, y cuando se atreva, ahí logrará dar el primer paso, y la segunda, equivóquese, nada sale bien a la primera, pero si capitaliza el fracaso le aseguro que encontrará innumerables alternativas para hacer de la innovación la mejor aliada para el crecimiento de su organización ¿se atreve?

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