Hoy, Mercadeo al día quiere recargar a ese ejecutivo que está dentro de usted, pero que en ocasiones se deja tentar por las opiniones de expertos y cuanto personaje se dedica a visaulizar el futuro para que tenga una posición activa y positiva, y de quienes dicen que la omnipresente crisis parece haber invadido todos los espacios, y que solo de esta manera podrá utilizar mejor el tiempo y las capacidades que tiene. Pues, solo queda la opción postulada por Denis Waitley; “Son dos las opciones básicas: aceptar las condiciones como existen o aceptar la responsabilidad de modificarlas”. Usted decide.

De ninguna manera pretendo negar la existencia de una crisis, sea cual sea su magnitud y naturaleza, pues sin duda estamos en medio de algo que se parece a lo que tradicionalmente hemos definido como crisis. Pero de las situaciones adversas vienen los grandes cambios, lo recomendaba Steve Jobs en su celebrado discurso de graduación en la Universidad de Stanfford, “Unir los puntos”. Cuando por el paso de los años hemos afrontado más de una crisis, y cuando, además, por la misma razón hemos comprendido la importancia que tiene la utilización del escaso tiempo vital que nos toca, uno tiene la posibilidad de empezar a resignificar el verdadero sentido de las crisis que se enuncian a viva voz por todos los medios. Vale, a riesgo de ser obvio, empezar por el principio.

¿Qué es una crisis? Veamos algunas acepciones que nos brinda el diccionario de la Real Academia Española: “Cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente”. “Mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales”. “Situación de un asunto o proceso cuando está en duda la continuación, modificación o cese”. “Situación dificultosa o complicada”. Naturalmente, asociamos crisis con problema, con algo malo, pero si leemos bien estas definiciones y cambiamos de pensamiento, vemos otras perspectivas amplias. La crisis es la ruptura de un estado de equilibrio previo. Es un cambio brusco, que puede ser bueno o malo en función del estado previo y de nuestra posición y conducta al respecto.

Entonces: ¡Bienvenida, crisis! y quien mejor que Einstein para hacernos reflexionar sobre la crisis. “No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado.

Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafío, sin desafío la vida es una rutina, una lenta agonía. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla”.

Espero haber logrado el objetivo y haberle dado la oportunidad de empezar a ver la crisis como una oportunidad para modificar esas conductas del pasado que, habitualmente, ha implementado en el trabajo, la empresa y la vida personal. Lo invito a participar en la encuesta de la semana en el blog: http://mercadeoaldia.blogspot.com y si desea hacer un cometario sobre este tema u otro de su interés por favor hágalo en el blog o al correo electrónico que aparece al final del texto. Gracias.