Una pareja, muy tiesa y muy maja, empleada de cualquier empresa de la ciudad se dispone a alistar el vestuario que lucirá para ir a trabajar. Lupita prepara el pantalón descaderado con rastros de harina de panadería, que la hará vestir a la moda. Seleccionó una camiseta de tiras que no alcanza a cubrir el ombligo. Esta pinta la complementa con unas “cholas, cotizas o chancletas”, como las quieran llamar, y se maquilla con múltiples sombras para resaltar el color del vestuario. Además, todo debe combinar con innumerables cueritos o pulseras, anillos y collares, que hacen juego con las figuras y los colores de las uñas. Paquito usa el pantalón arrastrando la bota, como en sus épocas mozas, adiciona una gorra o cachucha y una camisa que preferiblemente debe ir por fuera, a lo mejor para disimular la barriga ecológica. Y si Lupita y Paquito parecen personajes salidos de la ficción, qué podrá pensar de otros que, a pesar de tener uniforme, no usan el que corresponde al día o, el carné se lo ponen en la solapa, en la pretina o lo guardan en el bolsillo. Pero, ¿qué podrá pensar un cliente si la persona seria y de una cargo importante sale a atenderlo en sudadera?.

Tratar el tema de la presentación personal de los trabajadores parece una utopía. Pues, modificar las conductas del comportamiento humano no es tarea fácil. Lo curioso es que muchos de estos trabajadores desconocen los normas de la empresa. Peor aún, es que la mayoría de las empresas, sin importar el tamaño, no tiene un manual de convivencia o de reglas para que proyecten la imagen que se desea. La iniciativa de poner en cintura el vestuario debería partir exclusivamente del área de Desarrollo Organizacional, pero puede ser implementada en cualquier departamento o empresa, porque lo que se busca es dar uniformidad al personal y ser respaldo de la estrategia corporativa que mejore el posicionamiento de la marca y la confianza en el visitante.

Como no hay un manual único le sugiero que analice si la presentación personal de los trabajadores es consecuente con lo que usted, como ejecutivo o gerente, quiere proyectar de su departamento o empresa. Por ejemplo: si usted quiere que la gente piense que en su área se vive de paseo, pues permita a la gente ir en bermudas, cholas, camiseta esqueleto y contribuya regalándoles una toalla para que en grupo visiten las playas del Zulia. Entonces ¿dónde quedan la seriedad, la garantía y el compromiso de la gente con estas prendas? ¿Esa vestimenta es consecuente con lo que quiere proyectar?.

Observe la tintura del cabello, el color de las uñas, el tipo de maquillaje, el modelo de calzado, la textura de los pantalones, el alto de la falda o el largo de la bota de los pantalones, las camisas deben ir por dentro, las blusas de tiritas quedan bien para un paseo no para ir a una empresa a trabajar, al igual que el largo de la blusa, no es para que muestren el caucho que les permite mover el abdomen, si los pantalones se usan rotos o desteñidos, si permitirá usar ganchos, colas, pulseras, relojes y cualquier tipo de accesorio, o si permitirá que la exhibición humana de oro atente contra la seguridad del establecimiento.

Podría seguir enumerando aspectos para mejorar, pero es su decisión. Recuerde que mientras duerme en los laureles del éxito o de los años hay otros más rápidos que usted.