¿Cuál será el arma de doble filo de las empresas y las personas? Para algunas personas es el tiempo. En el caso de los vendedores la mayoría sale al campo con una planeación, pero, aprovechan cualquier tiempo para ir al banco o hacer alguna vuelta personal y cuando llega el fin de mes el estrés aumenta porque el tiempo perdido ya no se puede recuperar. En el caso de las empresas es el tamaño. Las grandes compañías son lentas y están sumergidas en innumerables procesos y rodeados de la burocracia. Para otros, el no tener competidores es un grave problema, pues, terminan por maltratar al cliente, hacen lo que quieren y no les importan porque la gente no tiene con quien comprar.

Estos son algunas de las armas de doble filo para empresas o personas, pero hay un arma que puede destruir en poco tiempo aquello que se construyó con trabajo y dedicación, hago referencia al poder. Es tan dañino el poder que hay gente que cuando logran tenerlo trasforman su vida y la persona que usted conoció y se caracterizaba por la sencillez, humildad y capacidad de trabajo sigue contando con la última característica, pero la humildad y la sencillez quedaron en el pasado. Es como si el dinero tuviera un poder mágico para trasformar los sentimientos de la gente. Recuerdo que mi padre decía “hay que saber administrar la riqueza para que la riqueza no sea la que lo administra a uno” a pesar de eso, la gente vive mentalizada por el dinero y su ambición puede llevarlos a tener enfermedades, destruir hogares, perder amistades y hasta alejarlos de los valores que por años profesaron.

Para las empresas el poder de manipular, aprovechar, cambiar y trasformar es parte de la vida diaria porque cuentan con los recursos para hacer lo que quieren y hasta cambiar conciencias. Es poco probable que sean dirigidas por personas que reconocen la importancia de satisfacer las necesidades del comprador y se dedican a hacer dinero, pero, en medio de la ambición cometen errores costosos, errores que van en contra de la gente, del medio ambiente y de los valores de la sociedad. ¿Qué pasaría si esas empresas y personas deslumbradas por el poder realmente se interesaran por los sentimientos de la gente? Estoy seguro que lo que tanto se promueve como una moda en las organizaciones la Responsabilidad Social Empresarial sería una realidad. Sin embargo, con el tiempo ese poder puede terminar por ser el principal enemigo, así como le sucedió a Napoleón, que gano innumerables batallas haciendo que los soldados marcharan más rápido para llegar primero y luego de vencer las tropas se dedicaban a quemar los cultivos y las casas y perdió porque se emborracho de poder y las acciones que había ordenado se volvieron en su contra, entonces, ya no tenía donde resguardarse del invierno y las provisiones de alimento y munición se le habían terminado.


A otros la ambición de poder puede ejemplificarse con esta historia del libro del Midrash en el que se relata que el sol y la luna fueron creados originalmente del mismo tamaño. Sin embargo, la luna se quejó ante Dios. “¿Es posible que dos reyes gobiernen un país y compartan una misma corona?”. “Afirmas que tú y el sol no deben ser del mismo tamaño”, dijo Dios. “Muy bien, puesto que uno debe estar subordinado al otro, disminuiré tu tamaño y poder. El sol continuará ardiendo tan brillantemente como cuando fue creado e irradiará luz y calor durante todo el día, y tú proveerás sólo una débil iluminación durante la oscuridad de la noche”. La luna se entristeció al escuchar estas palabras e inmediatamente se lamentó de sus propios dichos. Por eso, Dios le dijo luego: “Porque comprendo que ahora te lamentas por tu conducta impropia, haré más leve el peso de Mi decisión: te rodearé de incontables estrellas luminosas que agregarán a tu luz su propio brillo titilante.” La conclusión es que el esmero por demostrar una supremacía inexistente conduce usualmente, a una amarga decepción. Debemos sentirnos útiles y capaces; pero no a expensas de otra persona, sino sabiendo realmente lo importante que somos.