Según palabras de Gerard M. Blair en “What makes a great manager”, los primeros pasos en el proceso de convertirse en un gran gerente requieren simplemente sentido común. Pero, dice, el sentido común no es muy común. Según el especialista, muchas veces las cosas salen mal no porque uno sea tonto sino porque nunca pensó que podrían pasar de esa manera. El gran problema cuando alguien comienza la carrera de gerente es que no piensa en algunos temas gerenciales, simplemente, porque no los reconoce. El acto de gerenciar, de manejar, exige que uno se detenga a hacerse las preguntas adecuadas para que el sentido común pueda aportar respuestas adecuadas.

Cuando usted obtiene responsabilidad gerencial, el camino más fácil es hacer lo que se espera de usted. Hay otro camino más interesante: como usted ha obtenido el control, no total pero considerable, puede optar por cambiar las cosas. Puede hacerlas de manera diferente y moldear a su gusto al equipo de trabajo. Siempre encontrará resistencias, estas serán sorteadas si logra convencer a los demás de que el cambio no les hará daño. También, para ser gerente hay que tener en cuenta que el mundo del trabajo es cada vez más exigente y competitivo, aunque siempre habrá gente con suerte. Por eso, tenga en cuentas las siguientes indicaciones.

Ser un profesional universitario y preferentemente tener postgrados o master, o bien, estar constantemente capacitándose en temas relacionados con su profesión y aplicar efectivamente las herramientas y los métodos más eficientes.

Ser un referente de temas. Permitir que le consulten y brindar soluciones inteligentes a los problemas.

Ser curioso, Investigar el mercado relacionado con su profesión y también con la empresa donde trabaja y la relación entre las áreas.

Vivir las dificultades como un desafío, con una visión optimista y disfrutando de la búsqueda de as soluciones participando al equipo y reconociendo el aporte de cada persona.

Plantearse metas y objetivos a mediano y largo plazo teniendo flexibilidad para modificar los procesos de llegada a ellos y para adaptarse a los cambios de escenarios

Adelantarse a los tiempos, preveer que tendrá que hacer antes que se lo pidan. Tener la información al día y, de ser posible, anticipada.

Participar de todas las reuniones que tenga la oportunidad y brindar aportes inteligentes. Ocuparse de aquellos temas que no le sean propios.

Interesarse por los demás, sean colaboradores, pares o superiores y estar dispuesto a ayudar no sólo con temas laborales sino, también, con los personales. Preocuparse, escuchar y ponerse en el lugar del otro para comprenderlos.

Estar dispuesto a sacrificar tiempos personales cuando surge la necesidad. Participar de charlas sociales, compartir almuerzos, salidas y eventos con sus compañeros, sus jefes y, si es posible, y con la alta gerencia hacer Lobby si perder el optimismo y la paciencia.

Por último, comprobar que entre más trabaje y trabaje, más suerte tendrá.