Una de las consignas de las empresas a lo largo de la historia es lograr un lugar de privilegio en la mente de las personas que les permita ganarse el favor del consumidor para que adquiera el producto o servicio que las organizaciones comercializan. Para lograr tal objetivo diversos teóricos han formulado pasos, tal es el caso de la escuela administrativa, que plantea que se debe tener en cuenta cuatro etapas; la primera, es hacer un proceso de planeación que permita determinar los objetivos y los cursos de acción que van a seguirse. La segunda, es la organización del trabajo entre los miembros del grupo buscando establecer y reconocer las relaciones necesarias para el éxito. La tercera, la ejecución y dirección por que los miembros del grupo lleven a cabo las tareas prescritas con voluntad, entusiasmo y enfocados en un objetivo. Y el último es el control de las actividades para que se corrijan las desviaciones de los planes.

Esta teoría que es enseñada en todas las escuelas de negocios del mundo a miles de nuevos ejecutivos y empresarios en formación fue formulada en una época en la que las empresas tenían el privilegio de hacer lo que quieran con el cliente, como lo hizo Ford con el modelo T que solo producía vehículos de color negro e inclusive se ufanaba diciendo “cualquier persona podía tener un Ford, siempre y cuando sea negro”. Es decir que en esos tiempos el comprador tenia puntos de referencia pero no de comparación y por eso cuando las empresas empezaron a tener competidores aquellas que se sacudieron a tiempo y reaccionaron lograron seguir avantes en la disputa por los fondos de los compradores enfocándose en satisfacer las necesidades de las personas, las que no lo hicieron desparecieron.

Hoy la competencia es el mejor amigo de cualquier compañía porque sin importar el tamaño todas deben agregarle a los componentes planteados por la escuela administrativa el componente de la retroalimentación para permanecer competitivas en el mercado actual. Pero, ¿por qué su mejor amigo? Pues, porque cada día abren las puertas para que usted entre y observe que hacen diferente, puede comprar los artículos que comercializan y encontrar falencias para superar y solo con un poco de sentido común usted logrará descubrir las debilidades que tiene para poderla acabar. Esta situación no solo ocurre en el ámbito empresarial, hasta en las relaciones de pareja es buena la competencia porque hace que aquello que usted considera seguro, a lo mejor por los años de relación, tenga un toque especial que haga que la fidelidad que usted profesa sea cultivada. Ante este panorama surge una frase especial para enfrentar la competencia “demuestre que usted es el mejor y todo el mundo estará a su lado”.


Una forma de comprarse o como lo llaman teóricamente de hacer benchmarking es cuando evalúa los resultados de negocio con los resultados del sector al que usted pertenece y se da cuenta de que a pesar de crecer no lo hizo a la tasa de crecimiento del mercado, entonces, decide ajustar los controles a la luz de los resultados que se esperan. También, cuando usted viaja y toma una idea exitosa de negocios y la adapta a la estructura de su negocio, al estilo gerencial y al entorno de mercado que atiende la corporación puede tener un éxito garantizado. Por eso, no dude en llamar a la competencia y escuchar cómo saludan al cliente, cuánto se demora el domicilio, qué tipo de bolsas tienen para entregar lo pedidos, cuántos empleados tienen, a qué hora abren y cierran, si prestan el servicio de pagos con dinero plástico, cuáles son los proveedores, cuántos metros cuadrados de exhibición tienen y hasta averigüe quién es el asesor empresarial quizás eso ayude a cambiar la estrategia. Cuando usted tenga esta información descubrirá un punto débil es decir una oportunidad para que usted se diferencie y pueda atacar con todas las fuerzas.