Ante este panorama de ojos brillantes vale la pena reflexionar en medio de la contienda electoral sobre el futuro de nuestro país para evitar que lo que se ha logrado en muchos campos pueda ser lo mismo que le sucede a las empresas cuando son exitosas, es decir, se vuelven tan grandes, llenas de estándares, premios y personas importantes que se vuelven conformistas, eso las puede llevar a la decadencia, y finalmente, a desaparecer. Entonces, qué tal si analizamos seriamente qué es lo que queremos en nuestra Colombia. Basta con mirar en San Google el mapa del mundo iluminado de noche para concluir que aquellos lugares donde hay mayor iluminación, es donde hay más desarrollo, y nosotros, no brillamos mucho.
Por eso, ¿Qué tal si en vez de que un candidato ande rodeado de escoltas y en una caravana interminable de costosos vehículos blindados se destinarán esos dineros para mejorar las condiciones de vida de los niños enfermos de cáncer o sida que están muriendo abandonados en un hospital? ¿Qué tal si erradicáramos la corrupción para que el costo de las obras de infraestructura no se elevara y el contratista para no perder dinero tenga que comprar materiales de menor calidad y las obras no duren mucho tiempo? ¿Qué tal si mejoraran las condiciones viales del campo para que los campesinos puedan sacar los productos a la ciudad y eso se viera reflejado en un mejor precio al consumidor? ¿Qué tal si existieran verdaderas propuestas para volver al campo una alternativa económica de crecimiento sostenido en vez de estar decidiendo si los congresistas deben o no tener un aumento en la pensión, el sueldo o aumentarles los viáticos para su actividad parlamentaria? ¿Qué tal si los bancos revaluaran los márgenes de ganancias o replantearan las estructuras de costos mejorando las facilidades de acceso a un crédito evitando las pirámides y agiotistas que estafan y abusan de la gente? Y por último ¿Qué tal si cada mañana un niño colombiano pudiera ir a una escuela con sillas, tableros, profesores, material didáctico y tecnología para educarse y no tuviera que ser limpiavidrios, mendigo o tomar las armas para defender los intereses de unos pocos narcoterroristas? Por eso, la decisión se acerca en una contienda con los mismos payasos de siempre, salpicada por los malos comentarios y sesgada por las encuestas como si se tratara de animales compitiendo por una carnada esta en sus manos. Por favor participe de la democracia.