¿Por qué la mayoría de las personas cuando se sienten enferma va al médico?, ¿por qué cuando algo empieza a funcionar incorrectamente en el vehículo lo llevan al taller?, ¿por qué cuando el hijo va mal en el colegio el padre de familia se interesa en saber qué está pasando?. Bueno, podría seguir enunciando infinidad de fases que le harían reflexionar quizás más de lo que usted cree. Pero esa es la cruda realidad, siempre se dejan al olvido las cosas importantes, por ese motivo, siempre se convierten en urgentes.

En medio de la agitada evolución del mercado las compañías, preocupadas todos los días por ampliar su cobertura, penetrar nuevos mercados, segmentar a los consumidores para hacer más efectivas sus estrategias comerciales, capacitar al personal para que tenga un mayor compromiso por la organización, entre otros aspectos, siempre se llega a cometer el mismo error: evaluar que se está haciendo para poder tomar una acción correctiva y llegar a la meta que tanto se desea.

Este es el común denominador en casi todos los negocios hoy en día, crecen como una palmera pero de un momento a otro pueden caer como cocos, sin que ni siquiera el dueño de la firma alcance a reaccionar para salvar algo de lo que quede. La razón por la que crecen es por la adecuada planificación de actividades y la delegación de responsabilidades, pero que con tristeza con el paso del tiempo se olvidan, pues, algunos piensan. “si todo marcha bien, para que perturbar la armonía” y ahí es donde está el error. Este es el mismo error que tienen los seres humanos cuando sufren del síntoma del producto terminado, al que es imposible hacerle una mejora, pues, algunas personas ya han superado la barrera del conocimiento. Ahora, regresando a la evolución por qué hay que dejar que pasen los años para considerar la posibilidad de pensar que se están haciendo mal las cosas y así como mercado, consumidores y competencia cambian, las empresas deben hacer lo mismo; mantener una adecuada evolución para no quedarse rezagadas de esta feroz competencia y mantenerse siempre adelante. Sin embargo, empresarios visionarios se atreven a evaluar a su personal, la calidad del servicio, la pauta publicitaria, la comodidad en las instalaciones y casi en todo lo que les pueda dar un indicador sobre como las acciones de mercadeo generar resultados para que la empresa siga su rumbo.


Ahora, saber por qué caen como cocos, es más fácil, a continuación algunos ejemplos: permanezca sentado detrás del escritorio, no converse con los clientes, para qué, puede perder status, no muestre ninguna señal de gratitud a quien le ha comprado, llamado o visitado, dedíquese en la sala de ventas a gritar a todo el mundo para que así sepan que usted es el dueño, evite dar “algo más” como regalar una bolsa adicional cuando la mercancía del cliente pesa mucho, puede llegar a perder $20 y descuadrar sus finanzas, no hable con los empleados, ellos allá y usted acá. Bueno, de seguro ya entendió la lección. Luche por evolucionar pero con frecuencia evalúe lo que está haciendo, así le será más fácil corregir el trayecto y llegar donde usted quiere.