Hace poco encontré un comentario que me animo a presentarles un planteamiento que revalúe la forma en que se sigue enseñando en las escuelas de negocios del mundo. Son las palabras de Sir Ken Robinson experto internacional en el desarrollo de la creatividad, innovación y recursos humanos: “La estructura de la educación está cambiando bajo nuestros pies, estamos en un proceso de inflación académica. De repente, los títulos no valen nada” y continua: “Necesitamos profesores que no sólo sean capaces de enseñar cosas, sino que dejen a los niños espacios para cultivar su talento. Cada persona aprende de forma diferente, por eso es importante la forma de enseñar”, “ha llegado el momento de financiar el talento”.

Y la verdad, vivimos en un mundo en el que seguimos enseñando los mismos temas para unos jóvenes que ven a los profesores como seres que se quedaron en el pasado utilizando las mismas metodologías y rigiendo sus cátedras por teorías filosóficas formuladas muchos años atrás, en los que las condiciones del mercado eran totalmente diferentes. La situación es que en esa época no había la competencia que hoy existe. Hay que preparar gerentes para un mundo donde la competencia no es solamente la que hace lo mismo que usted sino cualquiera que pueda quitarle al comprador el dinero que era para usted. Entonces, hay que modificar los programas de formación y adicionarle al pensum nuevas asignaturas. Por ejemplo: Una cátedra de gestión del cambio. Sin pretender ser teórico, ni escribir frases de cajón “lo único constante es el cambio”. Así que es importante preparar a la gente para entender y afrontar las condiciones cambiantes del mercado, prepararlos para que cuando lleguen a un momento de sus vidas puedan cambiar de trabajo sin mayores traumatismos y que puedan enfrentar el cambio de vivir en otro país, casarse, separarse, y hasta volverse a casar y hasta poder vivir con hijos que nos son propios.

¿Será importante, entonces, ese conocimiento del cambio?. Otra asignatura, independientemente de cómo se llame, la podría dictar el dueño de una pirámide. Pues, muchos de los jóvenes que están en un aula carecen de la sagacidad, la actitud y las habilidades de negociación que pudiera tener uno de estos personajes. Podríamos lograr gerentes pilos, hábiles para hacer negocios y vacunados para no caer en inversiones de dudoso recaudo. Serían unos estrategas que analizarían muy bien a la gente y lograrían ganancias exponenciales.

Y la última cátedra del nuevo pensum sería “Resistiéndose a la madurez”. Esta asignatura buscaría formar gerentes que no pierdan las cualidades de los niños, porque cuando la gente madura cree que todo lo sabe, ya ni sonríe y su creatividad se ve limitada, es más hasta pierde la curiosidad y la capacidad de sorprenderse. Así que le principal problema que tiene un niño es que lleva un adulto dentro.