Hace poco en una reunión descubrí una cruda realidad que puede afectar el éxito de nuestras empresas y que quizás pueda estar sucediendo sin que nunca llegue a enterarse. Y sin muchos rodeos debe saber que en su empresa hay infiltrados de la competencia. Sí, ¡infiltrados! Y su función no es espiar sus operaciones comerciales o descubrir la fórmula mágica de su producto, esas personas han llegado con un solo propósito y es llevar a la quiebra, ruina, bancarrota, declive, decadencia, degeneración, menoscabo, pérdida o deterioro del negocio.

Ahora, usted se estará preguntado ¿y cómo lo sabe?, sé que no le costará mucho trabajo comprobar lo que le cuento, solo debe salir de la comodidad de su oficina y observar a los trabajadores, unos tienen la actitud y durante la jornada laboral: son amables, nunca dejan de ser serviciales, tratan a todos los clientes por igual, es como si generaran una inercia y disfrutaran lo que hacen, ah y siempre tienen una sonrisa, todo el día practican ese bello arte, ellos nacieron con las herramientas y las capacidades para poder construir una relaciones inolvidables con sus clientes. Es más, sin importar la cara que tienen sonríen de manera permanente, comenzando desde el alma, haciendo fluir la alegría por los ojos y desbordándola por la sonrisa.

Ahora, si ya detecto este pequeño grupo de personas, seguramente, también observó a otros que están fuera de lugar, es más, sobresalen por su indiferencia, tienen la cabeza agachada, no saludan a los clientes solo lo hacen con usted, son agresivos, poco serviciales y hasta parecen enfermos, y lamentablemente, ellos no tienen la actitud, sufren de “agritud” es decir una enfermedad que padecen quienes carecen del don maravilloso de servir a los demás, de ver en cada persona a un hermano y se dedican a ser despectivos, a tener ínfulas de superioridad, a maltratar a los compradores para que ante tan mal servicio nunca más regresen y se vayan para la empresa que los mando como “infiltrados”.

Ahora, ya que sabe la verdad, deberá decidir que es lo mejor: Seguir con esas personas que ponen mala cara todo el tiempo y que lo hacen perder dinero todos los días o perder un poco de dinero para que se vayan y no volver a perderlo todos los días. Sin embargo, sé que habrán sicólogos, sociólogos, líderes de talento humano que me cuestionarán y dirán: mejor capacitémoslos, hagámosles coaching y bueno, acepto, con una sola condición sino sonríen con naturalidad las primeras 8 horas de trabajo se tendrán que ir.

Y por que insisto tanto en esa palabra “sonreír” es que es tan importante sonreír, que se convierte en un terapia permanente para el bienestar propio, y además sirve para contagiar a los demás con la alegría que se transmite, pues en resumidas cuentas cada sonrisa que nace directo del corazón y del alma es un canalizador increíble de buenas energías, y si además, lo acompañas con una sonrisa honesta y sincera por parte de tus ojos siempre se convierte en un hecho que nunca pasa aislado, ni para ti ni para quién te observa sonreír, son momentos que quedan grabados en la retina, reflejados en tu pupila y plenamente vivos y constantes en tu mente, pero por sobre todo en tu misma esencia de ser humano. Ojala alguien te dijera “Si hay algo que me encanta, es que cuando saludas, a la vez sonríes siempre e iluminas el día, es cómo una carga de energía lo que transmites”.