En todas las áreas del conocimiento se ha empezado a denominar como “Gurúes” a quienes tienes la sabiduría suprema, son una especie de “maestros espirituales” como lo planeta el hinduismo por ser consideradas unas personas importantes que mostraban el sendero del yoga, enseñando técnicas de meditación, además, de ser a quienes se le pedían consejos. Desde ese punto de vista cómo podemos ponerle ese calificativo a un ser humano que propone una teoría en un mercado cada vez menos comprendido en el mundo gerencial, y sobre todo, para un área igualmente menos comprendida como es la de mercadeo.

Quizás en su época el profesor Philip Kotler del Kellogg Graduate School of Management de la Universidad de Northwestern en Chicago y consultor de organizaciones como Merck, Bank of America, IBM, GM, EG, Michelin, y conferenciante habitual en Europa, Asia y Latinoamérica haya impactado tanto con sus postulados que muchas de las generaciones de ejecutivos exitosos de mercadeo hayamos estudiado sus teorías en los más de 40 libros (destaco: “Marketing Management: Analysis, Planning, Implementation and Control”) y artículos sobre su aplicación en ámbitos tan diversos como el de la salud, instituciones académicas, naciones, deportes, sector público, organizaciones sin fines de lucro y turismo, entre otros, y nos permita entender sus dos grandes aportes, el primero: la divulgación de la función del marketing dentro de las organizaciones, y el segundo: que todo gira en torno a una idea simple: debemos descubrir lo que la gente quiere antes de comenzar a producir y a vender. Sin embargo, muchos siguen ignorando la voz del consumidor cuando toman decisiones estratégicas porque entender el concepto es simple, pero aplicarlo a la actividad diaria es mucho más difícil.

Sin embargo, en un mundo que en los últimos 10 años ha evolucionado más que en las anteriores 5 décadas, pretender ser “gurú” sugiere ser una persona con un inmenso conocimiento sobre el mercado que le permita responder las preguntas estratégicas con que tropieza una firma como si el mercado fuera algo que permaneciera estático y sin evolución. Una de las experiencias más aleccionadoras para los ejecutivos de mercadeo es preguntarles cómo creen que piensa el cliente, obtener sus respuestas, y luego sacarlos a la calle para descubrir una realidad totalmente diferente.

Por eso, no hay que olvidar que mercadeo es quien debe estar cerca de los clientes sin pretender ser los “gurúes” porque cuando se empieza a trabajar para una compañía parece que la gente perdiera toda sensación que lo orientara hacia los clientes. Resumiendo es como si dejara de ser comprador para convertirse en productor y con seguridad productor y consumidor pueden ver el mismo producto ante ellos pero el significado personal de ese producto siempre será diferente. El consumidor y el “gurúe” de mercadeo puede ver una crema dental, pero el consumidor ve menos visitas al odontólogo, dientes limpios y aliento fresco, pero, el otro ve su futuro profesional representado alcanzar las metas de ventas del producto. Recordemos que el verdadero “gurúe” es nuestro cliente no dejemos de la experiencia personal esa es la razón de ser para tomar mejores decisiones.