Por esta época las organizaciones empiezan a preparar la planificación del arsenal de acciones que utilizarán para enfrentar el nuevo año, la mayoría recurre a las matrices y unas lo hacen a través del tradicional análisis del amiente interno y externo para diseñar estrategias, otros recurren al legado de Igor Ansoff y analizan los mercados y los productos, algunos más prácticos analizan el ciclo de vida de cada producto y lo comparan con el planteamiento del Grupo Consultor de Boston, también, hay quienes aprovechan a Michael Porter y revisan las cinco fuerzas que plantea para mejorar la competitividad, y están los que recurren a analizar su cartera de negocios con la matriz de General Electric herramienta de principios de los 90 y que en la actualidad se le conoce con el nombre de una de las firmas de consultoría más importantes del mundo, Mckinsey.
Sin embargo, independientemente de la metodología que utilice para realizar el proceso de planificación hay ciertas preguntas que debería hacerse, primero, para poder definir unos objetivos realistas, ambiciosos y alcanzables y unas estrategias que le permitan enfocar los esfuerzos en la búsqueda del logro formulado. Tenga en cuenta que esta tarea debe ser de construcción colectiva, preferiblemente con la participación del CEO´s, quienes son los que saben en realidad cuál es el rumbo que quieren darle a la organización. Algunos de esos cuestionamientos son:
No pregunte cuánto se vendió, pues, sobre ese dato ya no se puede hacer nada, qué tal que le cambie el enfoque y quiera saber mejor: ¿Cuánto estamos dejando de vender? Y ¿Por qué motivo? Ahí empezará a ver oportunidades de mejoramiento.
No se queje de lo que se ha hecho, mejor pregúntese ¿Qué haría diferente si hoy volviera a empezar para no cometer el mismo error con un proyecto, estrategia o proceso?
Deje de darse golpes de pecho con las acciones que han realizado los competidores y le han mermado su participación, reaccione y analice si el tamaño de su organización lo hace lento o si hace falta más presencia de su marca con los clientes.
El entorno le puede dar muchas oportunidades, pero por estar con el día a día, dejamos de ver las posibles opciones para mejorar, indague con sus aliados o colegas comerciales que buenas prácticas están desarrollando y adáptelas al estilo y recursos de su organización, vera los resultados.
El capital más importante de una empresa ya no son las sillas, ni las edificaciones son los trabajadores. ¿Será que están bien remunerados frente a las condiciones del mercado y de empresas similares a la suya, los está capacitando y cuentan con las herramientas apropiadas para su trabajo? Recuerde que el alto costo que genera la rotación de personal.
Y por último, salga al campo y averigüe ¿Qué piensan los clientes de su empresa? Y se dará cuenta que lo que usted cree esta a kilómetros de distancia de la realidad del mercado.