Gran alboroto causó el denominado “Black Friday” o viernes negro que se celebra en el país del Tío Sam, desde hace dos décadas, el día siguiente a la celebración de “Acción de gracias”. Este movimiento comercial inicio en Filadelfia y describía el intenso tráfico de personas y vehículos posterior a la celebración de la tradicional fiesta norteamericana. Este año se superaron todas las expectativas, pues, los norteamericanos hicieron compras con importantes descuentos por 11.400 millones de dólares, según fuentes de Shopper Trak.
Una de las razones que dispararon las ventas fue la posibilidad de que la gente pudiera hacer sus compras mediante los dispositivos con los que accedían a los sitios web e inclusive tiendas como Walmart y Target ofrecían en sus sitios aplicaciones para comparar precios y si el cliente encontraba un menor precio, presentando la imagen en el almacén le venderán el producto con ese valor, tal como sucede en algunas tiendas naciones, que lo tienen como slogan pero que en la aplicación práctica solo se queda en palabras.
Lo curioso de esta información es que el lector de Mercadeo al día podría pensar que ahora este espacio se volvió un boletín informativo y lamento decirles que no es así, ni nunca lo será. Seguiremos fomentando el cambio de mentalidad cuestionando y formulando acciones para salir de la miopía del mercadeo, pues, oportunidades para mejorar las ventas y la satisfacción de los compradores sobran pero la mayoría de las veces no las vemos. Por ejemplo: ¿Usted cree que los comerciantes van a sacar sus mejores mercancías en promoción víspera de la época navideña?, la realidad es que si lo hacen será para poner en oferta la mercancía que esta pasada de moda, deteriorada por las condiciones de almacenamiento o están quitando espacio y hay que venderla a como de lugar. Pero, suponga que sale a promoción, a veces dejan de vender esa mercancía porque el cliente le falta el “centavo para el peso” y prefieren almacenarla otro año más hasta que algún incauto caiga con la frase “fresco, esto es lo último que nos ha llegado”, frase que viene acompañada de algún maravilloso calificativo fruto de nuestra “indiosincracia”, tranquilo no leyó mal, o acaso no le agregan: “pito o mita”, “parce”, “amorcito”, “pechocha” y otros que rayan con cualquier inversión en capacitación en servicio al cliente o en, simplemente, el respeto para servir al visitante.
¿Qué pasaría si el comercio se uniera para que los inventarios de todos rotaran y desaparecieran esas mercancías que llevan años y años llenándose de tierra?. ¿Si a las fuerzas de ventas más que preguntarles cada noche cuánto vendieron les preguntarán qué buscaron hoy los clientes que no tienen para la venta?. ¿Si a los administradores de las tiendas de ropa, restaurantes y otros negocios les permitirán tomar decisiones relacionadas con los pedidos o los dueños tuvieran en cuenta sus sugerencias para pedir lo que los clientes quieren y no lo que caprichosamente a los dueños les gusta?. ¿Si decidieran ser proactivos y antes de tener que liquidar el inventario se armaran de una buena base de datos para llamar a los clientes y ofrecerles mercancía con descuentos especiales previo análisis de sus gustos y preferencias?. ¿Si en vez de quejarse porque no se vende invirtieran en publicidad y se apoyaran en los proveedores para lograr las metas comerciales?. Estas son algunas alternativas para enfrentar el mercado con decisión e innovación.