En un artículo anterior le propuse a los lectores que para iniciar el nuevo año deberíamos “desencantarnos” es decir, dejar de hacer las cosas como las hacemos en la actualidad porque muchas de ellas las damos por sentadas y, simplemente, las seguimos haciendo de la misma manera como se ha hecho por años. El mercado exige un cambio revolucionario y no una sencilla evolución. Dejar atrás el pasado e incursionar con ideas que rompan los esquemas, trasformar la estructura anquilosada que por años ha funcionado igual, sorprender a los clientes, hacer que tiemble la competencia y que en el mercado su marca logre notarse.

La mejor forma de hacerlo es “volver a lo básico, debemos aprender a sonreír y a saludar, a dar las gracias y aprender a pedir disculpas”. Eso marcaría notoriamente la diferencia ante el visitante. Es el primer cambio mental que hay que realizar, nada de cliente o comprador, siendo objetivos a ninguna persona le gusta que le vendan nada, pero, nos gusta comprar. A usted no le gusta que le vendan la camisa de moda; usted, quiere comprar la que le gusta. Por eso, es mejor dejar el concepto de cliente y pensar en el de visitante. Porque cuando está por llegar una visita usted prepara lo mejor y se comporta a la altura para dejar una buena impresión. Entonces, si llega el visitante, desde la pulcritud del establecimiento hasta los modales de quienes están en él serán la más poderosa herramienta para diferenciarse y enfrentar la competencia. Y si además, ya no se dedican a vender sino a ayudar a comprar al visitante los resultados serán siempre favorables, la gente se irá satisfecha y la relación (no la transacción) generará más ventas.

Las tendencias indican que hay que enfocarse en superar las expectativas de los visitantes pues la mayoría de las acciones es deprimente, a pesar, de tener máximas como “los clientes son nuestra razón de ser”, “el clientes es el rey” que se han convertido en simples mensajes que ya no generan ninguna reacción. Recordemos, que cada día va a ser más complicado cumplir con las metas porque los “visitantes” mueren, se mudan a otra parte, se hacen amigos de otros, los atraen los precios bajos de la competencia, se van por la mala calidad de los productos y/o servicios, pero, la mayoría nunca regresa por la indiferencia, arrogancia y la mala atención del personal de ventas y servicio, supervisores, recepcionistas, secretarias, repartidores, cobradores, vigilantes y hasta de los ejecutivos de alto nivel y gerentes.

Teniendo en cuenta este marco de pensamiento que rara vez coincidirá con la realidad, y quizás hasta se haya atrevido a pensar “como me gustaría que “x” o “y” estuvieran leyendo este artículo” le recomiendo que deje de mirar a los lados y menos a atrás y se enfoque en el futuro. Está época es ideal para que a la gente de la empresa se le haga saber la carta de navegación del 2011 que, seguramente, estará llena de buenos propósitos, porque se renovaron la misión y visión (hechas hace más de 10 años) para el inicio de la nueva época que vivirá la compañía y esta socialización permitirá que sabiendo para dónde vamos cada quien aporte sus actitudes y aptitudes en procura de un mejor bienestar corporativo. Ya que tenemos claro eso, lo invito el próximo domingo a analizar el decálogo para el 2011 para que todo sea mejor.