La semana pasada se formularon los cinco primeros puntos del decálogo que aplica para todo tipo de empresa: 1. Serviré a los visitantes antes que a mi jefe, a mis compañeros e inclusive a mí mismo. 2. Evitaré dar a los visitantes un “no” como respuesta. 3. Escucharé al visitante, sin interrumpirlo, hasta que entienda bien en que puedo servirle. 4. Me presentaré, sonreiré y agradeceré la visita con entusiasmo todos los días. 5. Trataré a los visitantes como quisiera que me tratarán en otra parte. Hoy los cinco punto restantes que no se deben quedar en propuestas sino en acciones.

6. Utilizaré mi creatividad para sorprender a los clientes.
El éxito empresarial es altamente competido y requiere de utilizar los cinco sentidos para poder proponer soluciones a las necesidades de los clientes, esa creatividad, es la que marca la diferencia. Por ejemplo: vigilantes que saludan amablemente a la entrada de un centro comercial, Médicos que escriben con claridad y explican la fórmula médica al paciente, Aerolíneas con servicio de primera para la tarifa económica, salones de belleza que le recuerdan al cliente que está a tiempo de cortarse el cabello, auto lavados que protegen el asiento del conductor con un plástico para evitar mojarlo, taxistas que saludan, siempre tienen vueltas y hasta tienen La Opinión o Q´hubo al servicio del pasajero. Innumerables serían los ejemplos así que evite la miopía y sorprenda a los visitantes.

7. Reconoceré los errores, buscare solucionarlos y evitaré que sucedan de nuevo.

Los que verdaderamente le pagan el sueldo son los visitantes y tienen derecho a ser servidos de buen grado y con buenos modales. Por eso, si alguien se queja por la calidad del producto evite dar miles de excusas reconozca la falta y enmiéndela dándole opciones al cliente: devuélvale el dinero, cámbiele el producto por uno nuevo o por otra cosa, después, pídale disculpas y reúnase con el equipo de la trabajo a ver qué fue lo que paso para evitar que vuelva a suceder. Acuérdese que un cliente insatisfecho se convierte en la peor propaganda de su negocio.

8. Proyectaré siempre alegría y pasión por mi trabajo y la empresa.
Analice si usted presenta alguno de estos síntomas. Habla mal de la empresa delante de los visitantes, se queja del sueldo, sufre de apatía, masca chicle, no se preocupa por la presentación personal, sonríe sarcásticamente, sufre de halitosis o de transpiración fuerte, siempre está a la defensiva, no se habla con otros compañeros de trabajo, crea conflictos de convivencia, responde llamadas en su celular. Si presenta alguna de estas patologías es hora de cambiar de empleo no espere a que el dueño se entere y se quede sin trabajo.

9. Informaré a los visitantes las mejores opciones para su bolsillo.
Cambiar las etiquetas, ofrecer promociones disfrazadas y hacer descuentos subiendo los precios son prácticas comunes. El problema es que el cliente se da cuenta y por ganarse unas monedas hoy deja de recibir billetes en el futuro. Sea legal con los visitantes y ofrézcales la mejor opción para su presupuesto. Ellos lo agradecerán trayendo más clientes.

10. Daré gracias a Dios todos los días por mis talentos y por mi trabajo.
Encontrar trabajo es una tarea que requiere dedicación y esfuerzo. ¿Cuántas personas quisieran su trabajo y hasta por menos dinero? Usted es bendecido por tenerlo, aproveche y haga las cosas lo mejor posible pues el dinero y el éxito están en sus manos.