Reflexionaba con un grupo de profesionales sobre el tiempo de los ejecutivos y su aprovechamiento en las organizaciones. En esta jornada uno de los ejercicios fue solicitarles que utilizáramos el tablero para escribir las acciones que habitualmente realizan durante la jornada laboral. La lista era interminable, innumerables acciones eran muy parecidas y empezamos a agruparlas para saber cuáles son las actividades en las que invierten su tiempo. Los resultados son los siguientes: 
30%     Revisar documentos de proyectos y hacer el seguimiento a los planes.
25%     Gestionar la información del sistema de gestión de la calidad.
20%     Asistir a reuniones y representar la empresa en actividades sociales.
15%     Preparar informes internos y responder comunicaciones externas.
7%       Atender visitantes, proveedores y compañeros.
3%       Comer y atender cuestiones personales.
Después de revisar las nobles acciones de los ejecutivos le pregunto: ¿Dónde encuentra tiempo destinado a la estrategia, a la investigación o al menos a escuchar a los compradores para lograr riqueza para la empresa y sonrisas en los clientes? ¿Será qué la gente se está volviendo operativa o falta personal? Porque de ser así la estrategia tiende a desaparecer y algún día la gente será reemplazada por un humanoide que revise minuciosamente los planes del sistema de gestión y cumpla los requerimientos para que los resultados no sean “no conformidades”, o quizás se cree un holograma para que nos represente en reuniones de trabajo y encuentros sociales, y los informes, los prepare un sofisticado software bajo los parámetros de la corporación. 
Es muy delicado tener a un profesional sentado por meses en una silla preocupado por cumplir con las 5 primeras actividades de la lista en mención que en destinar tiempo suficiente a formular objetivos y estrategias para lograr aumentos considerables  en las ventas, el posicionamiento, la participación en el mercado, y especialmente, en la satisfacción de cliente, y así consolidar una organización de éxito.
Ahora no se trata de darse golpes de pecho, abandonar lo que se está haciendo y arrancar a diseñar estrategias a diestra y siniestra se trata iniciar con un proceso en el que se interiorice la importancia de la investigación para identificar las señales del mercado, ¿qué están haciendo sus clientes, qué esperan, y qué nos les gusta? para tener la oportunidad de aprovechar esa información y mejorar la productividad y el enfoque en el cliente. 
Ahora cuánto tiempo destina para hablar con sus equipos de trabajo, reunirse con ellos y conocer sus expectativas frente a los proyectos que están preparando y saber cuáles son las dificultades que se presentan, quizás si se aplicara el endomarketing encontraría que muchas de las falencias en la estrategia están centradas en el desconocimiento de su gente del rumbo de la organización y de lo que se espera de ellos. Así que reflexione cuál puede ser la mejor forma de destinar tiempo para que: “reine el tiempo de la estrategia”.