No termina de emitirse una muestra televisiva de las dificultades de nuestra sociedad cuando se están anunciado otro atentado contra lo que representamos la mayoría de los colombianos: Pasión por el trabajo, alegría en los jóvenes y familias con valores. ¿Será que los productores de este tipo de telenovelas no han salido del país? Porque la experiencia de los nacionales en aeropuertos como el John F. Kennedy de Nueva York, el de Miami, el Dulles de Washington o el Madrid – Barajas en España no son nada agradables. Es una vergüenza ser desviado a salas especiales para la atroz requisa y ser señalados de narcotraficantes, guerrilleros o prepagos.
Más allá de la vergüenza de esa realidad, los canales privados promueven producciones basadas en el “morbo” que despierta saber cómo vivía un narco que causo miles de muertes, qué hace una prepago y cómo un grupo de “paras” transformaron la sociedad. Con seguridad podría seguir adelante mencionando más producciones que solo buscan un mejor “rating” para acaparar el presupuesto publicitario de marcas que buscan promocionar sus productos o servicios, y que también son culpables, por hacer cuantiosas inversiones para apoyar este tipo de “novelas” jugando una doble moral.
Con estos antecedentes no es raro que en la mayoría de las películas de Hollywood muestren a Colombia sumergida en medio de la pobreza, con pueblos dedicados a la producción de “coca”, políticos corruptos, fuerzas militares viciadas por el narcotráfico, y lamentablemente, con gente sin rumbo, ignorantes sin educación y hasta cadáveres botados en las esquinas. Esa es la imagen que el resto del mundo tiene gracias a esas películas y a nuestros canales privados que muestran lo negativo de Colombia. ¿Por qué no hay un documental de la vida de Patarroyo, Gabo o Llinás o una sección en los noticieros que muestre a los emprendedores que generan trabajo con limitados recursos o el esfuerzo que un deportista hace para salir de la miseria?
Mercadeo al día, no está invitando a esconder la realidad pero hace un llamado al respeto de la mayoría de la gente colombiana; por el campesino que siembra la tierra, por la madre cabeza de familia que sirve mesas para sacar los hijos adelante, por los jóvenes que practican el deporte, la música, por nuestros científicos e ilustres letrados que nos han permitido ganar desde premios nobel hasta medallas de oro.  
¿Cuál defensor del televidente que se emite en un horario que nadie ve?. Es hora de protestar y pedir producciones que le aporten algo positivo a la imagen del país y ayuden a la formación de las nuevas generaciones. Ha pasado una semana y aún tengo viva la imagen de un niño de 7 años discutiendo con otro por un juguete terminando la discusión cuándo el más grandecito le dice: “deme el juguete o lo pico”, ¿dónde aprendería esa frase?, le aseguro que la aprendió gracias a la excelente calidad educativa de los canales privados  que nos tienen sumergirnos en la ignorancia que enriquece sus arcas.