En Colombia no es común que la gente invierta tiempo en actividades preventivas, por ejemplo: hacer mantenimiento del vehículo para evitar reparaciones costosas y de último momento; mantenimiento de los equipos de computación para borrar archivos innecesarios y evitar que valiosa información se pierda. Son pocos los que visitan el médico y lo hacen solo cuando los medicamentos que se auto-formulan no causan alivio o cuando el “ácido viejúrico” empieza a causar dolencias.

Pues, víctima del ácido mencionado empecé la diligencia de lograr la cita. Marqué un número de teléfono y con sorpresa, luego de tres repiques, me contestaron. Amablemente, la persona que me atendió me dio hora, consultorio y nombre del doctor que me atendería; además, fue para el día siguiente. Cuándo llegué, el vigilante que estaba en la entrada respondió mi saludo, algo inusual en este personal. Subí unas escaleras y una señora me recibió y pidiéndome el favor me dijo “debemos tomarle los signos vitales”, y me dijo que me sentara a esperar el turno. Escuché mi nombre y de nuevo otra sorpresa, la doctora me saludó y con gentileza me invitó a sentarme. Me preguntó a qué me dedicaba e iniciamos una conversación amena. Cada vez que me interrogaba me daba una justificación que podía entender y no como en otras ocasiones con términos propios de los galenos. Me hizo varias pruebas y me aterraba que pasaba el tiempo y nada que me decía “su tiempo terminó”, como habitualmente sucede; por el contrario, notaba tanto interés en mis dolencias que pensaba ¿será que ahora me van a cobrar el doble? o ¿estoy en la institución equivocada?. Casi para terminar, me explicó qué procedimiento íbamos a seguir y me entregó unas órdenes para exámenes médicos y reclamar medicamentos; órdenes que por cierto se podían leer con claridad. Además, me explicó cómo usarlos y las indicaciones para los exámenes. Me despedí aterrorizado y volví a pensar qué está pasando, dónde estaba y si era un sueño o realidad. Me dirigí a reclamar los medicamentos, pues, donde los entregan es a una distancia considerable, para que me dijeran que solo había algunos y que el resto quedaba pendiente. En ese momento desperté de ese sueño mágico en el que me envolvió la doctora para llegar a la conclusión que estaba en la EPS de siempre.

Esta cruda realidad, tratada en un artículo de mercadeo, demuestra lo que sucede cuando las entidades promotoras de salud no piensan en el cliente “paciente” como un ser con necesidades que busca satisfacerlas sino como el signo pesos, y que con ese dinero puede obtener recursos para enriquecerse sacrificando la calidad, pero apuntándole a la cantidad. Ahora, formulo el siguiente análisis ¿qué les pasará a estas entidades cuando la gente cansada de no ver mejoría decide irse a otra empresa? ¿Qué pasaría si en este país la gente decidiera, por el mal servicio, dejar de pagar la seguridad social y lo hiciera a su voluntad, pues, no es raro encontrar personas a las que les descuentan sus aportes y nunca van al médico sino hasta que verdaderamente lo necesitan? ¿Dónde están las auditorías evaluando el servicio que la gente recibe y no la cantidad de personas que se pueden atender en un turno de pocas horas? Y para finalizar ¿Por qué la salud es un negocio en el que se sacrifican vidas humanas por el dinero?.

Ojalá algún día el caso de la doctora sea común para todo usuario y no un sueño del que muchos cotizantes y beneficiarios no quisieran despertar. Felicitaciones.

Denuncia de la semana de mal servicio al cliente: Cambiando de tema, ¿Por qué en esta época de modernidad, en la que los programas para computadores son tan sencillos de usar y se consiguen gratis con el software libre, hay empresas que aún trabajan en DOS? Y por qué si se habla de bases de datos no tienen unificada una lista para consultar al cliente y saber quiénes y qué productos ha comprado en la compañía? Además ¿Para qué le piden los datos al cliente? ¿Será para cumplir los requisitos que la Dian exige con respecto a la facturación, o será que los usan para avisarle cuando haya una promoción especial, nueva mercancía o felicitarlo en el día de su profesión?.