Todos los días los consumidores son atropellados por empresas públicas y privadas que solo persiguen el beneficio económico, esto sucede quizás para sostener las ganancias exponenciales que cada año muestran en los libros de contabilidad o quizás para sostener la burocracia y las comisiones provenientes del “CVY” que cada día se populariza en nuestro medio o porque no tenemos el suficiente carácter o los mecanismos para poder defender los derechos del consumidor. Escasamente, Ariel Armel hace lo que puede y las ligas de consumidores que se han fortalecido pueden hacer más pero los colombianos no nos quejamos, somos apáticos y preferimos que nos atropellen a manifestar la inconformidad con una organización solamente nos limitamos a lamentarnos y con seguridad volvemos al mismo lugar a que nos den más de lo mismo.

Muchos son los abusos a los que a diario sin distingo de clase social, edad, genero o profesión son sometidos miles de colombianos, por ejemplo: en esta época en la que uno que otro “payaso” se disputa la presidencia de nuestra “Locombia” no se ven propuestas claras para que la gente pueda hacerse los tratamientos con los medicamentos, que, son los más caros de Latinoamérica. ¿Por qué sale más caro pagar el bono o la dichosa cuota moderadora que los medicamentos que le van a entregar con la formula? Y eso sin tener en cuenta que muchos de esos pacientes están haciendo filas interminables o esperando un milagro para ser atendidos, además, sumando el valor del pasaje y lo que toma le sale más caro el servicio de salud que ir a un médico particular. ¿Por qué las instituciones de salud ponen a los médicos a correr para que atiendan la mayor cantidad de pacientes y eviten mandar exámenes y tratamientos? Pues, porque dejarían de ganar dinero. Y ante ese panorama, los candidatos solo se dan golpes de pecho o critican al actual gobierno. Falta ver si cuando estén en ese cargo las cosas cambian para beneficio de todos los que usamos el servicio de salud o siguen igual cuando se den cuenta que la salud es un buen negocio.

Otro abuso lo cometen a diario los bancos que son las empresas que más ganancias tienen año tras año, si quiere comprobarlo escriba en google “ganancias de los bancos” y encontrará 57.500 temas relacionados en los que no existe la palabra quiebra, descenso o disminución solo hay notas como la publicada en La Opinión el 12 de abril de 2010 que titula “El sector financiero colombiano tuvo utilidades por $ 1,1 billones en los primeros 60 días de 2010” pero cómo no van a tener utilidades si ahora ya ni los extractos los envían en papel ahorrándose la papelería y el servicio de correo urbano y usted sigue pagando lo mismo de cuota de manejo, o ¿acaso le han reducido los intereses por ser buena paga? No se le haga raro que si usted no mueve la cuenta se la cancelen sin tomarse la molestia de al menos llamarlo a ver qué le paso tal como lo hace el banco (me lo reservo y, solamente, por la amistad con el gerente): Este comentario podría tener los matices de un cliente resentido pero vaya y haga un reclamo, o quéjese, o trate de que el banco reconozca que se equivoco y me cuenta cómo le fue en el grupo de Facebook de Mercadeo al día o escriba un comentario al final de este artículo.


Más abusos los puede encontrar en el transporte público en el que la gente viaja como reses, en medio de la inseguridad, expuestos a los atracos y los abusos de uno que otro que conduce y trata a la gente con la educación que tiene, esa educación que es proporcional a la cantidad de botones que tiene apuntados en la camisa. Las programadoras abusan de los televidentes cambiándole el horario de las series y resaltando la miseria intelectual de una sociedad a la que se le vende la idea que para ganar dinero no importar ser puta, narcotraficante o sicario pues, los medios no importan, lo que importa es el fin. Al menos, me queda la tranquilidad de que por ahora la novela del canal trece tv de Argentina “malparida” no ha llegado a nuestros hogares.