La semana pasada se dejaron sembradas unas bases para poder entender la importancia de este decálogo buscando que al profesarlo en todo tipo de organización el enfoque sea de construir una relación con el consumidor más que una transacción de mercancías por dinero, la relación te ayuda a establecer un vínculo más cercano, sólido y duradero en el largo plazo. Recuerde que hay estudios que demuestran que la generación de ese vínculo permite que los compradores logren una conexión personal con la empresa ofertante. Pero, empecemos con los diez puntos que estaba esperando durante una semana.

1. Serviré a los visitantes antes que a mi jefe, a mis compañeros e inclusive a mí mismo.
En nuestra sociedad nos hemos acostumbrado al “servilismo” y el empleado se enfoca más en servir a los jefes que a los visitantes. Inclusive, hay jefes que se molestan porque los ignoran o no les dan la importancia como si los clientes dependieran de nosotros, y la verdad, es que todos dependemos de los clientes. También, es curioso observar empleados más interesados en responder una llamada personal o conversar sobre el fin de semana que en abrir la ventanilla e iniciar labores.

2. Evitaré dar a los visitantes un “no” como respuesta.
Frases como “No lo creo”, “No puedo ayudarlo”, “No es nuestro problema”, “Eso no es posible”, “No, de ningún modo” “No llego a la hora” deben desaparecer de nuestro vocabulario pues utilizarlas demuestra falta de interés por las necesidades de los clientes. Debemos ser proactivos y buscar la forma de dar solución a los requerimientos de los visitantes. Eso se logra cuando hay una buena comunicación entre todas las áreas para estar preparados y así no se perjudica a la empresa.

3. Escucharé al visitante, sin interrumpirlo, hasta que entienda bien en que puedo servirle.

Todos aprendimos a leer y escribir pero el problema de la comunicación es no saber escuchar, inclusive, las distracciones atentan contra el buen entendimiento. De igual manera, es mejor esperar y tener bien claro lo que el cliente quiere y no apresurarse a dar respuestas, tampoco, prejuzgar las apariencias porque la mayoría siempre engañan.

4. Me presentaré, sonreiré y agradeceré la visita con entusiasmo todos los días.
Los protocolos existen para generar en los visitantes una sensación de respeto. Cuando usted menciona su nombre los visitantes podrán localizarlo posteriormente. Al sonreír hará la diferencia y hasta su expresión corporal y el tomo de voz mejorará. Y despídase agradeciendo la visita para dejar sembrada la relación. Aunque nadie lo esté supervisando, siempre actúe como una persona profesional o mejor como si fuera el último día de su vida y usted quisiera que lo recordaran por su actitud frente a la vida, su trabajo y los clientes.

5. Trataré a los visitantes como quisiera que me tratarán en otra parte.

Ante todo somos seres humanos que nos gusta ser respetados y valorados vayamos más allá del servicio de calidad en el que damos a los clientes los prometido y enfoquémonos en un servicio de excelencia en el que sorprendamos a los visitantes dándoles más de lo que se les prometió.