Parece que el inconsciente colectivo en los últimos años es la quejadera. Si hace calor o frio: malo, si llueve o no; malo, si viene el venezolano o no viene o si sube o baja el bolívar malo, que si Hugo se enferma o se recupera, que si aprueban o no el TLC, todo es malo. Y de tanta quejadera terminan formulando hipótesis que se convierten en realidad. Por ejemplo, que las ventas están malas, y al preguntar contra que época compraran las ventas mencionan: el fin de año en el que se agotaba el tiempo de gastar el cupo Cadivi y en ese mes se hicieron ventas que no son ni siquiera el promedio de lo que se vende al mercado natural. Y siguen con la quejadera pero no hace nada, solo quejarse.

No queda otra que comparar esta realidad con el cuento de Gabo, “Algo grave va a suceder en este pueblo” en el que el pensamiento de la mamá de Dámaso empieza a generar una sensación de zozobra colectiva, y la gente empieza a pensar que en verdad algo grave iba a suceder hasta el punto en el que la gente afanada empieza a evacuar el pueblo, llevándose los enseres, los animales, entre otras cosas, y para evitar que la desgracia llegara a los hogares deciden prenderle fuego a las viviendas y el pueblo termina consumido por las llamas. Luego en la procesión la mamá de Dámaso exclama “Si ven yo tenía la razón de que algo grave iba a suceder en el pueblo y decían que estaba loca”.

Será tan poderoso el poder de la mente y la capacidad de influir sobre la gente que muchas empresas han dejado de hacer pedidos de nueva mercancía porque la que tienen no se ha vendido, otros cierran a las 6 p.m. porque para qué abrir hasta más tarde. Dejan de prender el aire porque no hay clientes, no compran publicidad porque eso es un gasto innecesario, cambian la bolsa elegante del negocio por una de rayas azul con blanco, más baratas. Dejan de capacitar al personal, porque eso para qué, cancelan los servicios para recibir tarjetas de crédito porque la situación no da para más.

Sera tan absurdo este pensamiento que en medio de ese inconsciente desaprovechan las temporadas y las propuestas de los gremios para abrir hasta más tarde con el argumento de que no hay a quien venderle. Otros son miopes y siguen haciendo lo mismo que han hecho durante años sin tomarse la molestia de observar a su alrededor y tener una visión de 180 grados para mirar para dónde va el mercado. ¿Cómo es posible que algunos negocios la noche previa a amor y amistad cierren a las 7 de la noche y tengan el descaro de decir “que mala estuvo la temporada”?

Para los que creen sufrir de semejante “quejadera” colectiva, Mercadeo al día les recomienda comprar un elemento que venden en Gran Bretaña en, aproximadamente U$7, y que aquí lo conseguimos en $2.000, se llama estropajo con el que se pueden bañar a ver si se quitan las 8 p´s: los paradigmas que los ciegan, la pobreza mental, la pereza, el perfeccionismo, la pena, el paternalismo y sobre todo el pesimismo y la pendejada. Es hora de pensar que se debe cambiar la estrategia dejando de esperar que la gente nos compre. Hay que salir a vender y hay que hacerlo ya. Si desea hacer un comentario de click en el icono comentarios y deje su aporte.