Esta mañana mi asistente virtual inicio el día con un saludo, me cambie para caminar mientras la trotadora me leía la agenda del día, acordándome de la fecha especial que celebraba, me leyó las noticias más relevantes en temas económicos, tendencias de mercado, consumidor y marketing. Bajé a la portería por el detalle sorpresa que había comprado, una semana atrás, gracias a una buena administración de la información de la base de datos del proveedor.
 
Cuando subí al apartamento abrí la puerta con la huella, encendí la televisión, que sintonizo el canal de mi preferencia. Previamente, el aparatico, había subido los Black Out de la habitación y cuando entre al vestidor, consciente del clima que mencionó el asistente virtual, me vestí con una ropa con fibras climatizadas para estar cómodo durante la jornada. Al salir de la habitación, la televisión se apagó, y gracias al internet de las cosas, al abrir la nevera, la pantalla me indicaba que debía dar “Acepto” para que el electrodoméstico ordenara al supermercado algunos productos que estaban por terminarse, al aceptar, me debitó la compra y llegó un mensaje al Smartphone informándome que el pedido llegaba entre las 4:00 y 5:00 p.m.
 
El desayuno fue preparado con productos de un menú que mi proveedor envía semanalmente, con base en la dieta que me entregó la nutricionista, todos estos productos con la bondad de ser cultivados 100% orgánicamente. Terminado el desayuno, me conecte con la empresa de energía “Del Sur” de El Salvador para una presentación sobre “La magia del servicio” para 80 personas, después, a las reuniones habituales de trabajo, todas por plataformas digitales, mientras al otro lado del estudio, el niño presentaba la evaluación de inglés de sus clases remotas y mi esposa se conectaba con sus estudiantes de Antioquia, estando al otro lado del país.
 
En la tarde llegó el pedido del supermercado, en condiciones de bioseguridad óptimas, y se hicieron los pagos de servicios públicos sin salir de casa, además, de comprar virtualmente, un mouse para reponer uno que estaba fallando, y finalizando la jornada, decidí hacer clic en mis preferencias del buscador para ir a París al museo Louvre que desde el mes de marzo habilitó recorridos virtuales de 360°, mientras me preparaba para la clase en enología de mi marca de vinos predilecta que me invitó a una cata desde buenos aires.
 
En fin fue un día en el que estuve en 3 países, interactúe con más de 200 personas, me alimente diferente, ah, y salvé mi vida, pues gracias a la tecnología no omití, lo verdaderamente importante, y todo sin salir de casa. Así que esta nueva realidad, tiene muchas ventajas que asociadas a la tecnología mejoran nuestra calidad de vida, nos hacen más productivos y nos permite darle valor a lo que realmente tiene sentido para nuestra existencia. Ahora los dejo mientras la Tablet me lee, una vez más, el Principito en compañía de mi familia.