Definitivamente, esta pandemia ha llevado a la humanidad a invertir su escala de valores, pues, al ser seres sociales, como lo mencionaba Aristóteles, los elementos socioculturales del ambiente están transformando radicalmente esa escala, invirtiendo el valor que tenemos de pertenecer a la sociedad para llenarnos de propósitos superfluos en medio de una economía de la inmediatez y una realización personal, en la que dejar huella, tiene un precio que raya no solo con la estupidez sino con una fuerte irresponsabilidad con las futuras generaciones.

Parte de esa alteración se evidencia en gran medida en los nativos digitales quienes por su familiaridad con estas herramientas están revolucionando las aspiraciones de las personas y volviéndolos adictos a un “me gusta”, y dándole a la imagen que se proyecta en las redes sociales un lugar privilegiado en sus vidas. Un detallado análisis que evidencia esta nuevo performance lo realizamos revisando las publicaciones, que estadísticamente, muestran un crecimiento exponencial y encontramos que una persona que meses atrás realizaba un post con hasta 10 likes, en la medida que se quietaba más y más prendas, esa métrica aumentaba. Y eso sin dejar de mencionar que entre más movimientos hagan con los glúteos la medida crecerá como las vueltas de una licuadora. ¡Curioso!, ¿lo han notado?

Ahora, dejando los nativos digitales con esa cruda realidad, los mayores no son ajenos, y cuando analizamos los “en vivos” en una hora en la que se tratan temas superfluos o muestra la vida de un influenciador, la aceleración de la audiencia opaca, a la misma hora, temas como: crecimiento personal, emprendimiento o proyecciones macro económicas, entre otras, en pocas palabras la relación es que por cada 100 personas conectadas al primer caso, en el segundo, se conectan 5 con una tasa de rebote de más del 75%. ¿Y con cuál de las dos usted podrá ganar dinero?

Esta realidad es la que usan las marcas para llegar a sus audiencias con un Costo Por Mil – CPM menor, una segmentación eficiente y resultados cuantificables en tiempo real, a diferencia de los medios tradicionales que tienen mediciones confiables pero basadas en la recordación o la percepción de los entrevistados. Esas particularidades, son las que se están usando en las estrategias de comunicación que vinculan a su causa personajes patéticos que con sus ridiculeces, y actos irresponsables, que llegan a promover comportamientos irreprochables y son convertidos en ídolos, muy bien recompensados que llegan a ganar más de 10 veces lo que un profesional devenga luego de haber invertido en educación y con las limitaciones propias de un país con altas tasas de desempleo.

Sin embargo, este panorama no es nuevo, existen marcas que han estimulado a sus compradores con mensajes en doble sentido, fotos morbosas o personas cada vez con menos ropa. Así que la responsabilidad de invertir los valores de la sociedad, no es solo de las redes sociales sino que es compartida por marcas que de manera irresponsable ahora pagan por desvirtuar la verdadera huella que se deja a las nuevas generaciones.